Leo Marianela, de Pérez Galdós, y me encuentro con una sencilla y lúcida definición de lo que significa el socialismo, sus valores, tan cercanos a los del cristianismo en boca de los personajes Pablo, Marianela y Florentina:
- ¿Por qué esta bendita Nela no tiene un traje mejor? -añadió la señorita de Penáguilas-. Yo tengo varios y le voy a dar uno, y además otro que será nuevo.
Avergonzada y confusa, Marianela no alzaba los ojos.
- Es cosa que no comprendo... ¡Que algunos tengan tanto y otros tan poco!... me enfado con papá cuando le oigo decir palabrotas contra los que quieren que se reparta por igual todo lo que hay en el mundo. ¿Cómo se llaman esos tipos, Pablo?
- Esos serán los socialistas, los comunistas -replicó el joven sonriendo.
- Pues esa es mi gente. Soy partidaria de que haya reparto y de que los ricos den a los pobres todo lo que tengan de sobra... ¿Por qué esta pobre huérfana ha de estar descalza y yo no? ¿Cómo se consiente que haya tanta y tanta desgracia? A mí me quema la boca el pan cuando pienso que hay muchos que no lo prueban.
La ingenuidad y la sencillez de las palabras de Florentina, quien parece mirar la realidad con ojos limpios, se acerca bastante a lo que podríamos llamar la caridad cristiana. No es el suyo un socialismo político ni doctrinario, pero con qué nitidez plantea la injusticia de que unos tengan tanto y otros tan poco e incluso nada. Bendito Galdós...