Manuel Lamana nació en Madrid en 1922, segundo hijo de una familia de cuatro hermanos. Cursó sus primeros estudios en la capital. Su padre, afiliado a Izquierda Republicana, ocupó un alto cargo en el Monopolio de Tabacos y Fósforos. Ya iniciada la guerra civil, la familia se trasladó a Valencia, en noviembre de 1936, después a Barcelona y finalmente, en febrero de 1939, se exiliaron en Francia, excepto el hermano mayor, José Luis, combatiente republicano que fue hecho prisionero tras la batalla del Ebro. La vida en la Valencia en guerra fue recreada por Lamana en la novela Los inocentes, publicada en el exilio, en Buenos Aires, en 1959. La peripecia del destierro en suelo francés, la de su padre por un lado, separado de la familia, y la de la madre y sus hijos, Manuel, Álvaro y Carmen, por otro fue contada en Diario a dos voces, publicado en Barcelona en 2013; por una parte, el diario escrito entre el tres de febrero y el veintiocho de abril de 1939 por José María Lamana, el padre, y por otra, el del escritor recreando sus vivencias de aquel tiempo muchos años después, en 1985. Para no ingresar en una compañía de trabajo de la Alemania nazi, Lamana regresó a España, a Madrid, en cuya universidad, en la Facultad de Derecho, se matriculó. Fue detenido en 1947 por sus actividades clandestinas antifranquistas. Ingresó en prisión y fue condenado a varios años de cárcel; la condena la cumplió en el campo de concentración de Cuelgamuros, haciendo trabajos forzados en la construcción del mausoleo fascista de El Valle de los Caídos. Consiguió fugarse en agosto de 1948 y llegar a París en compañía de Nicolás Sánchez Albornoz, ayudados ambos por la escritora Bárbara Probst Salomon y Bárbara Mailer. La estancia en la España franquista y la espectacular fuga la contó Lamana en Otros hombres, novela publicada en Buenos Aires en 1956. Es también autor de un conjunto de artículos sobre literatura española recogidos en Literatura de postguerra, publicado en la capital argentina en 1961. Vivió exiliado en Buenos Aires, donde se dedicó a la docencia universitaria y donde fallecería en 1996.
Diario a dos voces, un libro necesario para comprender el exilio, y un relato sobre cogedor de dos personas, padre e hijo, que en condiciones muy adversas supieron sobreponer el pensamiento a la desesperación.
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