Con una oración exclamativa recomendaba mi amigo Fernando Valls hace unos días en su blog que había que leer a Alice Munro. En el mundo del cuento, y en otros, claro, Fernando es una referencia absolutamente fiable, así que dirigí mis pasos hacia una céntrica librería y busqué algún libro de la autora. Elegí Amistad de juventud, un libro de 1990. Fui a pagar y delante de mí otro cliente se llevaba, entre otros, un libro de Munro, del cual no pude ver el título, traducido al catalán.
Me bastó la lectura del primer cuento, que leí junto al mar, el sábado pasado hizo un día casi veraniego, para advertir la gran calidad literaria de la autora. El relato que da título al libro es un cuento logradísimo, que no se agota en sí mismo y cuya materia literaria bien podría haber servido de base a una novela. Al igual que esa melancólica historia llena de delicadeza y rebosante de soledad sobre esa poeta observadora de una realidad áspera y triste, perteneciente a una familia de colonos sobre la que la muerte y el destino trágico se abaten sin piedad, que es "Meneseteung". Una prosa admirable. Mano maestra en eso que algunos llaman cuentos de la media distancia. Habrá que seguir leyendo a Munro.
Nota. El fondo que contemplan mis pies es el Cap Ras. La foto es de MQ.