Con este fragmento del poema de Leopoldo Panero "El templo vacío", perteneciente al libro Escrito a cada instante (1949), quiero felicitar, un año más, la Navidad a quienes pasáis por aquí con alguna frecuencia y a los que no lo hacéis, también.
EL TEMPLO VACÍO (fragmento)
Soy el huésped del tiempo; soy, Señor, caminante
que se borra en el bosque y en la sombra tropieza,
tapado por la nieve lenta de cada instante,
mientras busco el camino que no acaba ni empieza.
Soy el hombre desnudo. Soy el que nada tiene.
Soy siempre el arrojado del propio paraíso.
Soy el que tiene frío de sí mismo. El que viene
cargado con el peso de todo lo que quiso.
Lo mejor de mi vida es el dolor. ¡Oh lumbre
seca de la materia! ¡Oh racimo estrujado!
Haz de mi pecho un lago de clara mansedumbre.
¡Señor, Señor! Desata mi cuerpo maniatado.
Nota. Cito el poema de Memoria del corazón (Antología poética), selección y prólogo de José Cereijo, Editorial Renacimiento, Sevilla, 2009, cita de las páginas 82-83. La ilustración de la entrada es una reproducción de "La Sagrada Familia" de El Greco, cuadro pintado entre 1586 y 1588. Está en el Museo de Santa Cruz, de Toledo.
Gracias. Feliz Navidad con el oro de la prosperidad, el incienso de la poesía y la mirra del amor.
ResponderEliminarIgualmente, Jesús. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier.