martes, 13 de abril de 2010

Vida



VIDA

Si es verdad como dicen
que hasta la muerte
todo es vida,
que nadie me busque
en la morada fría
y áspera de las sombras;
aire quiero y espacio,
claridad enaltecida,
abiertas veredas
sobre la tierra libre
para mis pasos anhelo.
En tanto aliente la esperanza
y con renovado impulso
el latido de la sangre,
asombroso prodigio,
vida esparza por mis venas,
baldía será, muerte,
la amenaza de tu gesto
homicida e insolente;
consumido me halles
cuando vengas importuna
en el jubiloso incendio
del amor y de la vida.

Nota. El dibujo, de una ciudad vaga e imprecisa, es un ejercicio de clase de mi hija Marta y se lo he tomado prestado para esta entrada.

5 comentarios:

José Miguel Ridao dijo...

Me ha gustado mucho, Javier, especialmente los seis primeros versos.

Un abrazo.

Gemma dijo...

"...consumido me halles
cuando vengas importuna
en el jubiloso incendio
del amor y de la vida".

Pues a mí me gustó sobre todo el insolente final. ;-)
Un abrazo, Javier

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Muy buen poema, Javier.
Un abrazo.

Joselu dijo...

Poesía potente, vitalista, que no sé por qué me recuerda a Guillén, quizás a Vicente Gallego en su denodada vocación de vivir pese a estar suspendidos en el abismo, pero para que tenga auténtica fuerza hay que percibir el vacío que late debajo de nosotros. Soy un pesimista que, pese a todo, anhela cada día de su vida, cada instante... Ya tengo Ojos que no ven. Un abrazo.

Javier Quiñones Pozuelo dijo...

Gracias, amigos, por vuestros comentarios.
Un abrazo, Javier.