La clave de la forma de narrar este viaje iniciático que supone, para sus protagonistas, Emma y Kim, Contigo al fin de mundo hay que buscarla, a mi modo de ver, en la novela de Julio Cortázar Rayuela. En el viaje de Emma, joven neoyorkina que decide visitar París tras un compromiso matrimonial bastante convencional, punto de partida de su periplo europeo, el narrador omnisciente, que narra desde la segunda persona, dice: "¿Encontrarás al Mago?" (p.71). La frase remite inmediatamente al inicio de la genial novela de Cortázar. Es innecesario recordar que la estructura narrativa de la novela del escritor argentino, maestro del cuento, posibilitaba al lector dos lecturas: una, la tradicional, es decir, desde el inicio hasta el final y otra que consistía en seguir una tabla en la que se indicaban los saltos de capítulo; para facilitar esta segunda opción, al final de cada capítulo se incluía el número del nuevo al que el lector debía dirigirse.
En esta novela de Mauro Cavaller, cuyo apellido se oculta en la portada, así como su biografía, que se limita a un "A Mauro le gusta y no le gusta", se alude a las novelas, se dice que muy populares en los ochenta y en los noventa, "elige tu propia aventura", en la que el lector podía optar entre varios finales y entre varias rutas narrativas para llegar a ellos. Confieso mi ignorancia en cuanto a ese tipo de novelas y es posible su influencia en el texto que comento, pero creo que el juego narrativo que Mauro propone tiene más que ver, salvando las distancias, con Rayuela que con ese tipo de literatura popular.
Aquí hay dos viajes, o dos peripecias, que se cuentan: la de Emma y la de Kim. El lector tiene, por tanto, dos vías de entrada a la historia: una, la del viaje de Emma, que empieza en el capítulo uno, página once, y otra, la del viaje de Kim, que empieza en la página dieciséis, en el capítulo dos. Pero, a partir de ahí los caminos se bifurcan y el lector debe optar por seguir primero las peripecias de uno u otro personaje. Para no perderse, al final hay una tabla con los capítulos del viaje de cada cual y las ciudades por las que se pasa. Es ingenioso, pero pondré un pequeño pero. Hay un momento en que al final de determinados capítulos se te da una doble opción ir a una página o a otra; según la que elijas tendrás una solución narrativa u otra. Algunas conducen a un "final", a veces brusco y precipitado. Entonces, has de volver atrás, al capítulo de la bifurcación y tomar el otro ramal. Esto, a mi juicio, no está bien solucionado, porque hubiera costado muy poco decir, tras la palabra "fin", si no te gustado este final, vuelve a la página x, es decir a la de la bifurcación. Facilitaría la lectura y el lector, al menos quien esto escribe, lo hubiera agradecido.
En algunos comentarios de la red he leído que se califica esta novela como "novela para jóvenes"; bien, no estoy muy seguro del acierto de esa expresión; yo hace muchos años que dejé de ser joven y he leído esta novela con mucho interés y me ha parecido que cualquier adulto la puede disfrutar. Es obvio, no obstante, que esta es una novela de acceso a la experiencia, de crecimiento; en definitiva, estamos ante un bildungsroman en el sentido clásico del término. El viaje de Emma y Kim es un viaje de reafirmación de la personalidad, de búsqueda de las propias señas de identidad.
El viaje, y las ciudades por las que transcurre, son aquí muy importantes. Esta es una novela muy europeísta y está bien que sea así. El arte, y especialmente el arte grafitero, pero también la música y el cine, el ambiente de los bares y las calles, las formas alternativas de viajar y de vivir tienen su importancia tanto en el viaje de Emma como en el de Kim, aunque algo más en el de este último. La huida de los convencionalismos y la búsqueda de la autenticidad parecen guiar los pasos de los jóvenes protagonistas; en ese sentido, el amor, o la intuición del amor, será un motivo de presencia constante en esta novela de protagonistas jóvenes. Una escritura de frase corta, muy efectiva narrativamente hablando, no exenta de aforismos reflexivos de corte existencial y de momento líricos, junto a capítulos breves y a veces hiperbreves, contribuye al acierto y a la agilidad en la lectura del libro.
Recomiendo, pues, al lector, esta novela fresca y vitalista, llena de sensibilidad y sabiduría, divertida a veces y otras no tanto, pero siempre interesante.