Los seres de luz
dejan siempre una estela
que nos envuelve
que irradia y permanece
y habla a través del tiempo.
Nota. Este tanka no lo he escrito yo, su autor es Lluís Pasqual, aunque el verso de inicio del poema, que da título también a esta entrada, no es de Pasqual, sino de un espectador del que solo nos da el nombre en la página 57 de su entrañable libro De la mano de Federico: Alberto, un "canario y un enamorado de Lorca". Alberto, al igual que Pascual, leyó en su juventud el ensayo de Pedro Laín Entralgo La curación por la palabra en la Antigüedad clásica. Un día, después de escuchar al ilustre director teatral recitar "Grito hacia Roma" en un recital poético, le dijo a Pasqual: "Hoy he terminado de entender lo que ya sabía: Federico era un ser de luz".
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