"Cuando pienso que un solo hombre, reducido a sus simples recursos físicos y morales, fue capaz de hacer surgir del desierto este país de Canaán, siento que, pese a todo, la condición humana es admirable. Pero cuando llevo la cuenta de toda la constancia en la grandeza de alma y de todo el empeño en la generosidad que han sido necesarios para obtener este resultado, me invade un inmenso respeto por ese viejo campesino iletrado que supo completar una obra digna de Dios."
Jean Giono, El hombre que plantaba árboles, prólogo de José Saramago, Duomo Ediciones, Barcelona, 2011; cita de la página 58.
1 comentario:
Me recuerda a La Maternidad de Elna ;-)
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