viernes, 14 de enero de 2011

Qué cosa es ser tirano



No dejan, por más años que pasen, de sorprender a Leonardo las preguntas, o las consideraciones, pretendidamente ingenuas que sus jóvenes pupilos le plantean no pocas veces de manera imprevista. Aquella mañana iba Leonardo dispuesto a explicar el nacimiento de la prosa en castellano cuando por esos azares extraños que suelen suceder en las aulas se suscitó un vivo debate en torno a las formas de gobierno y un curioso muchacho intervino para preguntar si tirano y dictador significaban lo mismo. Leonardo observó con detenimiento al joven que había hecho la interesante pregunta y guardó silencio en espera de que fueran sus propios compañeros quienes respondiesen. Pero se hizo el silencio. Era como si no se atrevieran a decir lo que pensaban, tal vez por miedo a no saberse expresar en voz alta, tal vez por no tener, ellos que no habían conocido la dictadura y eran hijos de la democracia, las ideas demasiado claras al respecto, quizá fuera que la figura de Leonardo les imponía, el caso es que guardaron silencio. Aprovechó Leonardo, ante la ausencia de respuesta, para ir a su mesa, sacar de su cartera el libro Antología Mayor de la literatura española, compilada por Guillermo Díaz Plaja y disponerse a leer:



TÍTULO I. LEY X

QUÉ QUIERE DECIR TIRANO, ET CÓMO USA DE SU PODER EN EL REGNO DESPUÉS QUE ES APODERADO DÉL.

Tirano tanto quiere decir como señor cruel, que es apoderado en algun regno o tierra por fuerza, o por engaño, o por traición: et estos tales son de tal natura, que después que son bien apoderados en la tierra, aman más de facer su pro, maguer sea a daño de la tierra, que la pro comunal de todos, porque siempre viven a mala sospecha de la perder.

Et porque ellos pudiesen cumplir su entendimiento más desembargadamente, dixieron los sabios antiguos que usaron ellos de su poder siempre contra los del pueblo en tres maneras de artería: la primera es que puñan que los de su señorío sean siempre necios et medrosos, porque cuando atales fuesen non osaríen levantarse contra ellos, nin contrastar sus voluntades; la segunda que hayan desamor entre sí, de guisa que non se fíen unos dotros; ca mientra en tal desacuerdo vivieren non osarán facer ninguna fabla contra él, por miedo que non guardaríen entre sí fe nin poridat; la tercera razón es que puñan de los facer pobres, et de meterlos en tan grandes fechos que los nunca puedan acabar, porque siempre hayan que veer tanto en su mal que nunca les venga a corazón de cuidar facer tal cosa que sea contra su señorío. Et sobre todo esto siempre puñaron los tiranos de estragar a los poderosos, et de matar a los sabidores, et vedaron siempre en sus tierras confradías et ayuntamientos de los homes: et puñaron todavía de saber lo que se decíe o se facíe en la tierra: et fían más su consejo et la guarda de su cuerpo en los estraños porquel sirven a su voluntad, que en los de la tierra quel han de facer servicio por premia.

Otrosí decimos que maguer alguno hobiese ganado señorío de regno por alguna de las derechas razones que deximos en las leyes antes désta, que si él usase mal de su poderío en las maneras que dixíemos en esta ley, quel puedan decir las gentes “tirano”, ca tórnase el señorío que era derecho en torticero, así como dixo Aristóteles en el libro que fabla del regimiento de las ciudades et de los regnos.

Cuando hubo terminado, apostilló Leonardo: “así que ya saben, jóvenes, no sean necios ni medrosos, ni tengan entre ustedes desamor para que el tirano no llegue al poder por la fuerza, el engaño o la traición y lo use para su propio beneficio olvidándose del bien común. Piensen, de paso, qué sabio era el Rey Sabio.”




Nota. El texto de Las Partidas procede del libro mencionado en el texto de la entrada, publicado por Editorial Labor en Barcelona en 1969.

4 comentarios:

Javier dijo...

Parece mentira, Javier, que a casi ocho siglos de su promulgación las Partidas de Alfonso X tengan tanta clarividencia como vigencia, pasando incluso por encima del Derecho Romano, del que sin duda es deudor. Legisló el Rey Sabio los más variados aspectos de la cotidianeidad de su tiempo, que al Reino interesaban. Compiló normas y usos comunes y aportó a la legislación castellana un valiosísimo corpus aplicable durante siglos.

En fin, disculpa que me extienda, pero es el texto alfonsino de tal calado que aún no me explico, salvedad hecha de tu Leonardo, cómo no es de obligada lectura en las aulas, tanto o más que el Poema del Cid o el Quijote.

No obstante, no siempre el tirano fue caracterizado en la manera en que lo hace el rey Alfonso. Para los griegos clásicos, por ejemplo, tenía otras connotaciones. Sin duda la semántica muda con el tiempo, y las mismas palabras describen realidades algo distintas, algo parecidas.

Un abrazo y gracias por traer a colación este precioso texto.

Rafael dijo...

Enlazando con lo que dice Javier. En Atenas se dio, por ejemplo, el gobierno de "los treinta tiranos". A partir del análisis de Alfonso X, podemos comprender que también hoy la tiranía puede ser grupal, no necesiamente al modo del dictador único.

(Acabada "Riña de Gatos". Me he alegrado de leerla. Cosas buenas y salvedades. Imposible de recogerlas aquí. Repito: gracias por la recomendación).

Rafael dijo...

Javier, me he animado a hacer una crítica de "Riña de Gatos" en el blog.

Lo dicho, gracias por la recomendación.

Javier Quiñones Pozuelo dijo...

Gracias, Javier y Rafael, por vuestros comentarios.

Si solo fueran, Javier,los textos alfonsinos los que van quedando fuera de los programas escolares... En los libros de texto, o de clase de la ESO,El Arcipreste queda reducido a medio poema, Fernando de Rojas a un cuarto de mitad de auto, De San Juan ni el santo de su nombre y así sucesivamente; en fin...

Que la tiranía es grupal y no necesita de dictador único, Rafael, nos da muestras la realidad cada día,basta con asomarse a los telediarios y empezar a oír hablar de los mercados, del FMI, del Banco Mundial (si es que existe semejante organismo) y otros por el estilo; en fin...

Un abrazo, Javier.

(Este Leonardo que aparece por aquí, Javier, es el personaje de mi novela "De ahora en adelante", que de tanto en tanto me pide un espacio para contar sus experiencias y yo amablemente se lo cedo, no faltaría más).