sábado, 28 de julio de 2012

Definición de socialismo



Leo Marianela, de Pérez Galdós, y me encuentro con una sencilla y lúcida definición de lo que significa el socialismo, sus valores, tan cercanos a los del cristianismo en boca de los personajes Pablo, Marianela y Florentina:

- ¿Por qué esta bendita Nela no tiene un traje mejor? -añadió la señorita de Penáguilas-. Yo tengo varios y le voy a dar uno, y además otro que será nuevo.

Avergonzada y confusa, Marianela no alzaba los ojos.

- Es cosa que no comprendo... ¡Que algunos tengan tanto y otros tan poco!... me enfado con papá cuando le oigo decir palabrotas contra los que quieren que se reparta por igual todo lo que hay en el mundo. ¿Cómo se llaman esos tipos, Pablo?

- Esos serán los socialistas, los comunistas -replicó el joven sonriendo.

- Pues esa es mi gente. Soy partidaria de que haya reparto y de que los ricos den a los pobres todo lo que tengan de sobra... ¿Por qué esta pobre huérfana ha de estar descalza y yo no? ¿Cómo se consiente que haya tanta y tanta desgracia? A mí me quema la boca el pan cuando pienso que hay muchos que no lo prueban.

La ingenuidad y la sencillez de las palabras de  Florentina, quien parece mirar la realidad con ojos limpios, se acerca bastante a lo que podríamos llamar la caridad cristiana. No es el suyo un socialismo político ni doctrinario, pero con qué nitidez plantea la injusticia de que unos tengan tanto y otros tan poco e incluso nada. Bendito Galdós...

miércoles, 25 de julio de 2012

Indalecio Prieto y la banca



El 17 de junio de 1931 Indalecio Prieto hizo unas declaraciones al diario Crisol en las que daba, siendo, muy a su pesar, ya ministro de Hacienda, sus opiniones sobre la banca española. Pareciéndome, ahora que releo el libro de Alfonso Carlos Saiz Valdivielso Indalecio Prieto. Crónica de un corazón, de mucha actualidad, las traigo a estas páginas volanderas y virtuales:


Creo que la banca española está llena de defectos; el más grave de todos es el de su falta de organización, de modo que la expansión del crédito no responde a un planteamiento verdaderamente democrático. La banca parece estar, efectivamente, organizada para amparar, de modo predominante, los negocios de sus consejeros; y los consejos de los bancos, en consonancia, constituyen unos cacicatos, desde los que se despliega un desmesurado afán de absorber el crédito en beneficio del desarrollo de las empresas tuteladas por ellos. Creo además que existe un número excesivo de bancos y que este exceso, con la multiplicidad de agencias y sucursales, determina el encarecimiento de la función bancaria.


Si esto declaraba Prieto lúcidamente en 1931, qué no hubiera declarado viendo el estado actual de la banca. En fin...