martes, 26 de marzo de 2013

José Ramón Arana: los aforismos de Pedro Abarca / 1


Para Miguel Veturián Arana Godás, en la amistad.

[1] Todo brote de libertad ha sufrido en España furiosos gañafones de quienes, en uno y otro bando, tienen, desde antes de nacer, petrificada la sesera.


[2] El hombre sabe muy poco de sí mismo.

[3] Creo que lo verdaderamente humano se alimenta con el pan poético que los capaces de soñar a Dios –de soñarlo de una u otra manera- amasan para el hombre.

[4] España necesita un aire nuevo, limpio; sacudirse la pereza mental, reencontrarse, sustanciar las ideas en lo olvidado de su ser, y una actitud abierta, fervorosa, realista en la entera realidad del hombre. Le hacen falta esclarecedores de lo turbio, rectificadores de tanta mentira y tanta falsificación acumuladas y un proyecto de sí.

[5] ¿No fue, más bien, que cinco reinados –los de Carlos IV, Fernando VII, Isabel II, Alfonso XII y Alfonso XIII- acumulando culpas, vilezas y desastres, hacían indefendible el régimen monárquico?

[6] El diálogo, forma perdida entre nosotros.

[7] Los desterrados: el alma partida, un no ser ni de aquí ni de allá completamente.

[8] Barrer media España a la otra media es imposible, como ha venido demostrándose.


Nota. En 1968 publicó José Ramón Arana en México, en la "Colección perspectivas españolas, nº 2, de la editorial Finisterre, un libro de ensayo titulado Cartas a las nuevas generaciones españolas y lo hizo con el pseudónimo de Pedro Abarca.

viernes, 22 de marzo de 2013

Tanka de la luz



TANKA DE LA LUZ

¿De dónde vendrá
con esa inusitada
y extraña fuerza
esta luz que me asombra
tan dulce y tan lejana?

Nota. Definición de "tanka" del diccionario de la RAE: "Poema japonés corto, compuesto de cinco versos; pentasílabos primero y tercero, y heptasílabos los restantes."

viernes, 15 de marzo de 2013

San Juan, de Max Aub: mundo a la deriva


Para Eugenio, en la amistad.

Pronto se cumplirán setenta años de la publicación de la tragedia de Max Aub San Juan. Releo la obra en un ejemplar de la primera edición publicada en México en julio de 1943 por Ediciones Tezontle: "Este libro se acabó de imprimir el día 6 de julio de 1943, en Gráfica Panamericana, Pánuco, 63, México, D.F." Me lo regaló mi amigo Eugenio García Gascón; lo compró en Jerusalem por un módico precio, y me lo dio en Barcelona en septiembre de 1995 con una nota que terminaba así: "Ves, como te dije que es un intonso..., tú verás si lo abres..." Lo abrí, claro, y lo leí; siempre me ha gustado leer, cuando me ha sido posible, en primeras ediciones, sobre todo a determinados autores.  Eugenio, premio Cirilo Rodríguez de periodismo 2011, lo adquirió en la librería Ludwig Mayer.



Lo releo ahora con la admiración que siempre me causó el teatro de Aub. La edición, como es sabido, la prologó Enrique Díez-Canedo, quien evocó en esas páginas la visita que le hizo Aub en 1923 para llevarle, a su casa de Madrid, Los poemas cotidianos, su primer libro de versos, y someterlo a su consideración. Dice en ese prólogo Canedo que "el teatro es lo que mejor cuadra, tal vez, a sus aptitudes". No le falta razón al gran crítico, sin olvidar, naturalmente, la novela. He tenido la sensación, mientras leía, de estar ante a un gran clásico, ante una de esas obras perfectas, logradas. 


Dice Canedo que la obra "es la tragedia de todos, en que cada cual, sea la que fuere su religión y su raza, puede reconocerse en nuestros días; San Juan es la imagen de nuestro mundo a la deriva, condenado sin apelación y abatido sin esperanza". El pesimismo de esas palabras, escritas por un Díez-Canedo casi en puertas de la muerte, exiliado en México, tan lejos de su Madrid, debe entenderse en un contexto borrascoso y tremendo, en un tiempo adverso hasta la saciedad. Me quedo ahora, sin embargo, con este diálogo breve entre Efraim y Boris, dos de los judíos que van en el barco que navega a la deriva; Efraim, joven, entusiasta, capaz aún de luchar por un mundo mejor; Boris, viejo y escéptico, con miedo al dolor y en cuya gran metáfora asoma el Aub vanguardista que nunca dejó de ser:

EFRAIM. ¡Enajenáis vuestra libertad para salvar vuestra problemática vida futura! ¿He de enajenar la mía por salvar mi vida presente? Eso está bien para ustedes que creen en el paraíso.

BORIS. Sí, joven, y en mi hígado. El mundo gira alrededor de mi hígado. ¿Usted no lo sabía? ¡Hermosa víscera! Prometeo encadenado... y sin fuego. A lo sumo, defendí lo que aborrecía. Todo deja de existir frente al dolor. (...) El mundo es un gran hígado, un hígado tremendo, el formidable hígado de Dios.  


Ya he contado en otros sitios que Aub pagaba las ediciones de su bolsillo y que el FCE se limitaba a distribuirlas. No fue San Juan una excepción, sino el inicio de una larga serie de títulos que sufragaría nuestro autor. No fue fácil para Aub, pero su perseverancia le garantizó su posteridad. No vio, también es sabido, estrenarse la obra, pero su fuerza quedó ahí, en la letra impresa, en espera de tiempos mejores que, eso él nunca llegó a saberlo, tardarían en llegar, pero llegaron.Tener fe en lo que se escribe, defender con orgullo lo hecho, lo escrito, esa es una de las grandes lecciones que nos legó Aub:

RABINO. ¿No hemos llevado la levadura del saber por el mundo entero? ¿No hemos hecho por la civilización más que todos los demás juntos? ¿Olvidáis que nadie ha llegado con la pluma en la mano más allá de Job, más allá del Cantar, más allá del Ecclesiastés? 


Cada vez que vuelvo a las obras de Aub, me doy cuenta de que lo que más interesa de él es su dimensión existencial y su profundo humanismo (sin adjetivos, como otros quieren), al tiempo que me asombra su lenguaje y la sabiduría de su concepción teatral, en este caso.

ERICH. Dime. Todos esos pájaros, las gaviotas, cuando se mueren ¿dónde van a parar? Allí en la costa había muchísimas. Por las olas no se ven nunca. ¿Si el mundo es tan viejo, cómo no forman montones?

CARLOS. Nos hacemos polvo, muchacho.

ERICH. Ya lo sé. Encima del despacho de papá están las cenizas del abuelo.



Pues eso, nos hacemos polvo, no lo olvidéis, parece decirnos Max en esta foto tomada durante su efímera visita a Madrid en 1969, igual que se lo dice un personaje a otro en su San Juan. O sea, que, desde una dimensión existencial, la frase de Díez-Canedo que da título a esta entrada está cargada de razón y basta para comprobarlo con echar una ojeada a nuestro presente de aguda crisis económica, social y sobre todo moral: "un intelectual es -según dejó dicho Aub- aquel para quien los problemas políticos son, ante todo, problemas morales." Pues eso.

sábado, 9 de marzo de 2013

La luz de Barcelona


Casi sin advertirlo, me doy cuenta, cuando miro, de que la luz de Barcelona ha cambiado, de que este cielo de principios de marzo, en el que navegan a merced del viento esas blancas y algodonosas nubes, ya no es el mismo de semanas atrás. Hay otra claridad y es otra la nitidez.


De repente cambia la perspectiva y la torre parece inclinarse ligeramente, como en un esfuerzo estéril por emular a otra célebre torre, y el pez, que antes mostraba menesteroso su hambrienta silueta recortada contra el azul, ha desaparecido del encuadre. Los edificios son ahora una vaga simetría enmarcando la nada, dos signos de admiración ante la belleza de este cielo que tiende su manto sobre la ciudad.


Doy la espalda a las torres y pongo la vista en el mar, en cuya superficie espejean los rayos del sol que se filtran a través de esa humilde nube deshilachada y flotando solitaria en el azul. ¿De dónde vendrá esta luz? El verde de la hierba parece querer rubricar el enfoque cruzando la escena de lado a lado. Las figuras que se ven sobre la arena son un ejercicio de imprecisa humanidad junto a la orilla de la playa. 


Me he quedado un rato adormilado después de haber estado leyendo De los nombres de Cristo, de Fray Luis de León: "Dios está presente en nosotros, porque en él y por él, no solo nos movemos y respiramos, sino también vivimos y tenemos ser, pero así nos está presente, que en esta vida nunca nos es presente; quiero decir, que está presente y junto con nuestro ser, pero muy lejos de nuestra vista y del conocimiento claro que nuestro entendimiento apetece; por lo cual convino, o por mejor decir, fue necesario, que entre tanto que andamos peregrinos dél en estas tierras de lágrimas, ya que no se nos manifiesta ni se junta con nuestra alma su cara, tuviésemos, en lugar de ella, en la boca algún nombre y palabra, y en el entendimiento alguna figura suya, como quiera que ella sea imperfecta y oscura, enigmática". 

Cuando me desperezo y me incorporo, todo ha cambiado. Siento la extrañeza de la luz y aunque no me atreva a confesarlo, quizá también, como el ilustre agustino, la nostalgia del cielo.

Nota. Las fotos son de mi hija Marta y están tomadas en el Port Olímpic de Barcelona.

viernes, 1 de marzo de 2013

Bárbara acentuación: conclave o cónclave


Se reunirá dentro de pocos días y escucho, en la televisión autonómica pronunciar, en lengua catalana, la palabra conclave como llana, mientras que en la televisión española los distintos locutores la pronuncian como esdrújula, cónclave. Acudo a los sabios y esto es lo que escribe Joan Corominas en su celebérrimo Diccionari Etimològic i Complementari de la Llengua Catalana con respecto a este término: "No s'ha usat en català la bàrbara accentuació cónclave capritxosament admesa pels castellans." (No se ha utilizado en catalán la bárbara acentuación cónclave admitida caprichosamente por los castellanos). 

Al margen de definirla como "reunión de cardenales para elegir al nuevo papa", el maestro Martínez de Sousa, en su Diccionario de usos y dudas del español actual, dice lo siguiente: "La Academia admite ambas formas, pero prefiere la llana, conclave, la etimológica, pese a que la pronunciación más extendida es la antietimológica, cónclave.

Sutiles diferencias entre ambas explicaciones. No parece la de Corominas demasiado respetuosa con los hablantes de la lengua española, a quienes engloba en ese peculiar, y no exento de cierto tono despectivo, o al menos así me lo parece, "castellans". Más correcta, a mi parecer, es la explicación de Martínez de Sousa, al calificar de "antietimológico" el cambio de acento. 

A fin de cuentas, lo mismo ocurrió con otros términos como medulas, que Quevedo utiliza como llana en el verso de su conocidísimo soneto "medulas que han gloriosamente ardido" y que hoy se pronuncia como esdrújula, médulas.

Nota. La foto la tomé en la Sagrada Familia en mayo de 2008.