domingo, 23 de septiembre de 2012

Carta al President Mas



Señor Presidente:


Le escucho hablar abiertamente, tras la manifestación del 11 de septiembre en Barcelona, de la necesidad de un estado propio y, por ende, de la hipotética independencia de Catalunya respecto de España, al hacer suyo el lema de esa manifestación: “Catalunya, nou estat d’Europa”.
   Señor Presidente, Convergència i Unió, su formación política, ganó las elecciones con la idea explícita en su programa electoral del llamado “Pacte fiscal”, pero de estado propio y de independencia, con claridad, solo hablaban, que yo recuerde, ERC y los partidos de su ámbito. Ello significa que si CiU ha cambiado de rumbo, debe usted convocar inmediatamente elecciones y presentarse con sus nuevos planteamientos políticos.
   Si lo hace, señor Presidente, los ciudadanos que viven en Catalunya podrán elegir, de ese modo, con más claridad hacia dónde quieren que se encamine Catalunya en el futuro.
     No se excuse, señor Presidente, en la imposibilidad de convocar referendos. Las elecciones, libres y democráticas, son la mejor manera de que la ciudadanía en su conjunto, los que fueron a la manifestación y los que no fueron también, se exprese. Debe hacerlo por elemental higiene democrática, para que no decida la calle sino las urnas.
       Con todo respeto, un ciudadano de Barcelona.

Nota. Esta carta la escribí el doce de septiembre, después de la intervención del Molt Honorable President de la Generalitat en un foro madrileño; como no me sentí demasiado representado por las cosas que allí dijo, me decidí a enviarla a un medio de comunicación, que la ignoró. La traigo aquí porque a veces, como reza el título de la entrada, los políticos obligan a los ciudadanos a  bajar a la arena. 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

En silencio




EN SILENCIO

Me limito a observar en silencio
el transcurrir de la vida a mi alrededor
como la nube da sombra sin saberlo
igual que el viento azota sin ira las encinas.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Horacio Vázquez-Rial



Alguien de la editorial sugirió su nombre y le mandó el libro. Tres días después, Horacio me telefoneó a casa y me dijo que le había gustado mucho el libro y que estaría encantado de presentármelo en Madrid. No lo conocía y hablamos con una cordialidad que aún recuerdo. Era marzo de 1998. Nos vimos en Madrid, en el Círculo de Bellas Artes, en la sala Valle-Inclán. Nos llevábamos siete años entre nosotros. Alfonso Guerra (1940), Horacio (1947) y yo (1954). Empezó hablando Horacio, con una voz sosegada, creando con sus cálidas palabras un ambiente de cordialidad y complicidad para conmigo, mi novela y la figura que a todos nos unía, don Julián Besteiro. Dijo algo que no he olvidado, a pesar de que han transcurrido muchos años ya de todo aquello; dijo Horacio que el relato que hacía en mi novela sobre las circunstancias que rodearon la detención, el juicio y la muerte menesterosa de Besteiro en la cárcel rompía el pacto de silencio de la transición. Ignoro si fue Horacio algo exagerado, pero yo le sigo agradeciendo sus palabras de aquella tarde. Por mi parte le dije que me tenía enganchado, la estaba terminando por aquellas fechas, a su novela sobre Gustavo Durán El soldado de porcelana. Ahora creo que los autores siempre dejan una, dos o tres obras de las que se habla cuando desaparecen. Creo que la novela a que me refiero, un acierto soberbio de Horacio, estará ahí por mucho tiempo. Ahora se hablará de él y de esa novela por la cercanía de la triste noticia, pero cuando pase más tiempo, se seguirá hablando de esa novela, se reeditará y ojalá tenga los lectores que la literatura de Horacio se merecía. Me uno desde aquí al dolor de su familia y de sus amigos, entre los que me cuento. Hasta siempre, amigo.

Nota. La foto de Horacio está tomada de El País, que a su vez la toma de la Agencia EFE. Si la memoria no me falla, esa misma ropa llevaba Horacio aquella tarde en el Círculo de Bellas Artes, a lo mejor, esa foto fue tomada en aquel acto, no lo sé, pero me gustaría la coincidencia.