martes, 25 de junio de 2013

Javier Tomeo


Conocí a Javier Tomeo en una memorable noche en la que coincidimos, él como presidente del jurado del Premio de Novela, que en su día le fue otorgado, y yo como ganador de la edición del año anterior, en Barbastro. Me pareció un hombre formidable, desde luego a la altura de la obra que ya había leído de él; podría decirse que uno veía en su persona al narrador de todos sus cuentos y novelas sin desmerecer un ápice de cualquiera de ellos. Una vez fallado el premio, que ganó, si no recuerdo mal, un autor mexicano,  aunque mi preferencia fuera otra, apareció Félix Romeo y se unió a la tertulia en la que también participaban Ramón Acín y Manuel Vilas. Entre copa y copa hacía dibujos en un papel y preguntaba quién de nosotros quería que le hiciera uno. El que comparto con los lectores que se pasen por aquí es el que le dedicó a mi hijo Claudio, que por entonces tenía un año y medio. Ahora lo rescato y lo traigo aquí para recordar a Tomeo, el de Bestiario, el de la maravillosa Napoleón VII, el de Los enemigos, el de El canto de las tortugas, el de Amado monstruo y el de tantas otras obras; también para decirle, donde quiera que esté, lo mucho que he aprendido  y disfrutado, más allá de la dureza de algunas de ellas, leyendo sus obras. Fue un gran autor. Me sumo al dolor de su familia y de sus amigos.

viernes, 14 de junio de 2013

La luz proclamada: Ars vivendi, de Tomás Rodríguez Reyes


Le viene bien el título del libro de Rodríguez Reyes a este blog, porque conforma una elocuente antítesis con el de la entrada anterior, cuyo tema era el suicidio. Sigo desde hace tiempo el blog de Tomás "Trópico de la Mancha" y, por consiguiente, estoy algo familiarizado con su prosa poética y reflexiva a un tiempo. Sin embargo, debo decir que la lectura en libro, más íntima y sosegada que ante la pantalla del ordenador, realza de alguna forma que no sé explicar del todo esa escritura.

El diario es en sí mismo un género literario y hay en el libro abundantes reflexiones sobre ello. Especialmente afortunada es la que se incluye en la entrada del 19 de diciembre de 2010: "un diario es una elegía continuada y todo lo elegíaco es lírico, profundamente lírico." Tal vez lo sea porque, como se dice en la entrada del 16 de marzo, el diario recoge "el pensamiento que dicta ese día que es el mismo y que es otro." La elegía consiste, pues, en atrapar las reflexiones nacidas en el tiempo que huye y se va. Es una forma de dejarlas presas en las palabras para que el vendaval no las esparza entre la ventolera del olvido. 

El diario es una forma más de la literatura, "una forma pura y exacta de la literatura", como dice el autor en la entrada correspondiente al 25 de octubre. Así que, como toda buena literatura, el diario también conlleva una importante dosis de indagación en lo personal, en lo que nos pasa y sucede, en lo que somos o creemos ser: "si alguna vez pudiera comprender quién o qué soy", nos dice en acertado aforismo Rodríguez Reyes. 

Las lecturas son uno de los elementos más destacados del libro. Los comentarios, las reflexiones, las numerosas citas de autores, algunos de ellos poco transitados, nutren las páginas de esta obra porque "en el fondo soy un lector que escribe". En el libro se respira literatura y vida en cada página: "a pesar de la vida, escribo la vida", nos dice el autor en la entrada del 20 de octubre, para  enfatizar la idea el 5 de diciembre: "no hay nada más allá de escribir; escribir, en sí, es ya una acción que completa una vida."

Para terminar ese comentario sobre Ars vivendi, cuya lectura, es obvio, recomiendo encarecidamente a quien se pase por estas páginas de literatura y vida, he seleccionado, esperando que Tomás no se moleste, estos aforismos sobre la poesía:

  • La palabra poética encierra las razones luminosas del ser.
  • La poesía conduce a sentir más que a comprender.
  • La poesía es revelación y mudez, estrategia de la razón para desasirse de sus artificios.
  • La poesía es memoria, es tiempo y es palabra.
  • La pasión de la poesía es la pasión por el silencio, porque el poeta no escoge la palabra adecuada, escoge los silencios necesarios.
  • La poesía brota de la plenitud y un poeta no lo es más que cuando está contemplando la eternidad de su finitud.
  • La poesía es la raíz en la oscuridad que conduce a la luz proclamada.

sábado, 1 de junio de 2013

Suicidio: cuatro aforismos


Para IFF, que tiene toda
la vida por delante.

[1] Suicidarse o vivir: falso dilema, siempre vivir. 

[2] ¡No me habléis de la muerte y de su cortejo fúnebre, habladme de la vida!

[3] El malditismo que desnaturaliza la vida y la deja al borde del abismo carece de sentido.

[4] De acuerdo con Machado: no tenemos derecho a aniquilar la fuerza útil que pueda haber en nosotros.

Nota. Escribo estos aforismos tras la lectura estremecedora de Amarillo, de Félix Romeo. La foto de la farola modernista del Paseo de Gracia de Barcelona es de MQ.