sábado, 28 de julio de 2012

Definición de socialismo



Leo Marianela, de Pérez Galdós, y me encuentro con una sencilla y lúcida definición de lo que significa el socialismo, sus valores, tan cercanos a los del cristianismo en boca de los personajes Pablo, Marianela y Florentina:

- ¿Por qué esta bendita Nela no tiene un traje mejor? -añadió la señorita de Penáguilas-. Yo tengo varios y le voy a dar uno, y además otro que será nuevo.

Avergonzada y confusa, Marianela no alzaba los ojos.

- Es cosa que no comprendo... ¡Que algunos tengan tanto y otros tan poco!... me enfado con papá cuando le oigo decir palabrotas contra los que quieren que se reparta por igual todo lo que hay en el mundo. ¿Cómo se llaman esos tipos, Pablo?

- Esos serán los socialistas, los comunistas -replicó el joven sonriendo.

- Pues esa es mi gente. Soy partidaria de que haya reparto y de que los ricos den a los pobres todo lo que tengan de sobra... ¿Por qué esta pobre huérfana ha de estar descalza y yo no? ¿Cómo se consiente que haya tanta y tanta desgracia? A mí me quema la boca el pan cuando pienso que hay muchos que no lo prueban.

La ingenuidad y la sencillez de las palabras de  Florentina, quien parece mirar la realidad con ojos limpios, se acerca bastante a lo que podríamos llamar la caridad cristiana. No es el suyo un socialismo político ni doctrinario, pero con qué nitidez plantea la injusticia de que unos tengan tanto y otros tan poco e incluso nada. Bendito Galdós...

5 comentarios:

Javier dijo...

Si igualar fuera posible, por arriba deberíamos comenzar, en lo que, ya puestos, no sería sino catarsis de lo social. En otras palabras, más llanas y entendederas, que en lugar de erradicar la pobreza, tarea ingente donde las haya, ¿no sería más fácil eliminar la riqueza? Ni tirios ni troyanos, ea.

Un abrazo.

Javier dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Javier Quiñones Pozuelo dijo...

Quizá mejor redistribuirla equitativa y justamente, no sé... Gracias por tu comentario, Javier.

Un abraz, Javier.

Rafael Hidalgo dijo...

A Javier I (perdón por convertir esto en un orden dinástico, pero es que hay coindicencias que no sé cómo resolver), precisamente "el gran tema" de la Edad Media era la pobreza, y no en cuanto a su erradicación, sino en cuanto a su vivencia y exigencias.

Yo creo que uno de los factores principales de la pérdida de autoridad moral de la mayor parte de los actuales líderes sociales es precisamente la no renuncia a sus riquezas. Imparten lecciones de justicia social desde sus posiciones privilegiadas, y no me refiero sólo a políticos y sindicalistas (que también), sino a cantantes, pensadores, etc.

Javier dijo...

Rafael, mis disculpas por la demora en responderte (aunque no esperaras respuesta alguna). Y gracias mil por elevarme al trono. Javier I... suena bien. El Tardío, podíamos añadir, además, ya que es una de mis señas preferidas de identidad, como subrayo en mi blog. ¡Lástima que no haya reino sobre el que reinar...!

Tienes razón, la pobreza siempre trajo de cabeza a ricos y gobernantes, demasiados recursos se consumían (ayer y hoy) en su beneficio, sin tener en cuenta que es solo una infinitesimal parte de la capacidad de raciocinio que se supone nos caracteriza.

En fin, todo pasa, ya sabes. A otra cosa y un abrazo..