martes, 3 de febrero de 2009

Arte poética


I
Cuando conduzco,
un paisaje inerme
abandonado a su destino
de lluvia y soledad.
La quietud del campo
y el silencio de los montes
azules a lo lejos.
La lentitud de la tarde
y una luz detenida
que olvida su nostalgia
entre los surcos de la tierra.
Suena una música triste
en la radio del coche.
De repente he sentido,
sólo un leve instante,
que rozaba mi alma,
como presagio del desamparo,
la mano de nieve,
la mano de sombra.



II
La televisión encendida,
sin volumen, proyecta imágenes
a las que nadie presta atención.
Una habitación de hotel,
recién fría, para hombre solo
pero con dos camas,
en una ciudad extraña
que me acoge recelosa
en el tumulto de su indiferencia.
He venido para hablar
de un libro, el último
que he publicado,
ante un auditorio
que ni me conoce
ni tiene interés alguno
en mi obra y mi persona
y nunca leerá ese libro.
Cuando, por fin, el acto
termina sin pena ni gloria,
me espera un largo paseo,
es agradable pasear
en las noches del otoño,
por las avenidas solitarias
de esta ciudad que desconozco,
pero que es igual a tantas
otras ciudades, apenas
entrevistas en sueños,
cuyas calles ningún sentimiento
despiertan en mí.
El cansancio y el frío
de la madrugada me obligan
a regresar al hotel.
Me recibe el saludo soñoliento
del recepcionista al darme
la llave de la habitación.
La sucia luz de la alborada,
incipiente, se filtra a través
de la persiana y el desvelo
que me ha llenado
de angustia y desasosiego,
es también presagio
de que se acerca el día
y me trae, una vez más,
la certeza del regreso,
el consuelo de dejar atrás,
de una vez para siempre
todo eso y recluirme
en el silencio que dignifica.
Saber callar a tiempo
es, para los días que corren,
la única poética razonable.


Nota. Estos versos, que continúan una serie de entradas que dedicaré a indagar en la poética del blog, fueron seleccionados para Singulars d'un plural. Antologia de V Festival de Poesía de Girona, y como tales vieron la luz en una edición de la Casa de Cultura de Girona. Como he dicho en otras entradas de estas páginas volanderas, sigo pensando, quizá insensata y contradictoriamente, lo mismo.

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