martes, 18 de mayo de 2010

El socialismo cristiano en bicicleta de Gumersindo Pellitero


Para Gumersindo Pellitero, que falleció en Santa Coloma de Gramenet el 17 de mayo a la edad de 63 años. En la amistad.

Para cuantos tuvimos el privilegio de conocerle y de compartir con él los afanes y los desvelos, las alegrías y las ingratitudes de esa tarea apasionante y a menudo tan poco valorada que es la educación, o sea, enseñar a los demás aquello que otros en su día te enseñaron a ti, ayudar a los jóvenes a que se formen como ciudadanos, a que sean libres y responsables, tolerantes y solidarios, para quienes compartimos, digo, todo eso con él durante largos años, escribir sobre Gumer es muy fácil. Porque a despecho del dolor que nos provoca su muerte a destiempo, siempre le recordaremos como lo que fue: un hombre en el buen sentido de la palabra bueno, una persona que lo dio todo por los demás y que encarnó, esto es puso carne y emoción, los más imperecederos y hermosos de los valores: la decencia, la lealtad, el sentido de la justicia y el respeto a quienes pensaban de forma diferente a como lo hacía él.
 
Se dice, y creo que con razón, que uno no desaparece del todo hasta que se muere el último de los que te recuerdan. Descansa tranquilo, amigo Gumer, porque tu ejemplo y tu persona han dejado una huella perenne en el corazón de muchos de nosotros y será imposible que te olvidemos. Siempre me recordaste, Gumer, no sé bien por qué, a Mario Díez, el personaje de Delibes, que también nos acaba de dejar, que alumbraba, en palabras certeras de Umbral, “un socialismo cristiano en bicicleta”.
 
Escribo estas palabras para decirte adiós, Gumer, para despedirme de ti. Pero también para decirte que seguiré tu ejemplo, que perseveraré en la tarea, en la noble tarea de vivir e intentar hacer vivir, tal como hacías tú, a través de la educación y la palabra a los demás. Con todo, nos queda, Gumer, el más duro de los aprendizajes, el más desolador, el de aprender a convivir con tu ausencia.
 
Sé, lo sabemos muchos, Gumer, la importancia que para ti tuvo siempre la poesía. Permíteme, desde tu sueño y tu descanso eternos, que cierre estas torpes palabras con los versos de un poeta a quien siempre admiraste, don Antonio Machado:
 
Dice la esperanza: un día
la verás, si bien esperas.
Dice la desesperanza:
sólo tu amargura es ella.
Late, corazón... No todo
se lo ha tragado la tierra.
 
Hasta siempre, amigo, compañero.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Hermoso homenaje en estos tiempos de desprestigio de la Educación. Debió de ser un buen "maestro". Un abrazo.

Sara dijo...

Javier,

Es tanto el tiempo que ha pasado desde la última vez que coincidimos en una clase, yo como alumna y tú como profesor, y tan gratos los momentos que pasé... Ahora se nos va una de las grandes personas que pasó por nuestro instituto, un gran maestro que se implicó en todo por sus alumnos. Siempre lo tendremos presente y quedará en nosotros algún pequeño momento compartido con él y muchos más en el recuerdo de todo lo que ha sido y, para nosotros, sigue siendo. Espero poder mantener el contacto porque, igual que Gumersindo ha sido alguien significativo, para mí fuiste un modelo de valores y un enorme profesor con gran sabiduría y que me aportó mucho como persona. Gracias por todos aquellos años.

Sara.

Javier Quiñones Pozuelo dijo...

Muchas gracias, Sara, por las palabras que dedicas al recuerdo de Gumer. Tienes razón, todos nosotros, los que convivimos con él, lo recordaremos siempre.
En los que a mí respecta, las gracias os las he de dar yo a vosotros, porque de vosotros aprendí a mantener vivo el interés y la curiosidad y las ganas siempre de aprender y de mantenerse indelebles en el camino del conocimiento. También para mí fueron aquellos años apasionantes.
Esta bitácora, este blog, este cuaderno es tu casa y siempre serás bien recibida. Entra cuando quieras, comentes o no.
Un abrazo emocionado, Javier.

Javier Quiñones Pozuelo dijo...

Garcias, Carmen, por tu comentario. Es verdad la educación está muy desprestigiada y sin embargo es una de las más nobles tareas a las que uno puede dedicarse y Gumersindo lo hizo durante media vida y con gran aprovechamiento para sus alumnos.
Un abrazo, Javier.

Pedro Hernando dijo...

Soy del año 61. Camino ya de los 49, pienso en ese gran profesor que tuve hace ya 35 años. Historia, geografía, latín, griego, filosofía... pero sobre todo literatura. En los 5 años que lo tuve como profesor aprendí a aprender, a pensar, a sentir. Gracias, Pelli.

Unknown dijo...

Al enterarme de la triste noticia la piel se me extremece... No puede ser... ¿el Pelli? "nuestro" Pelli?... Qué gran pérdida para la docencia... yo estuve contigo en 8º de EGB... Ahora, con 32 años te recuerdo con nostalgia... ¡¡Qué gran docente y educador!!! a él le daba igual todo porque en todo lo que enseñaba era bueno... el mejor!!!... Un día nos hacía abrir el libro de literatura al siguiente el de inglés... El podía con todas las materias y... con todos nosotros que no era tarea fácil...
Profe, tengo una carpeta guardada, la que usé en 8º, la carpeta que te pedí que me firmaras el último día de curso y que accediste encantado no sólo a firmar sino que también me dedicaste con una preciosa poesia... La guardo con cariño, con nostalgia de la misma forma en la que guardo tu recuerdo.
Hasta siempre profe...