miércoles, 30 de septiembre de 2009

Julian Besteiro: morir en Carmona / 3


Los escenarios de la memoria: Madrid.

El Ministerio de Hacienda


Las primeras luces del alba del martes 28 de marzo de 1939 iluminaban un paisaje gris y desapacible que presagiaba un día frío. Un viento racheado movía las copas de los árboles y arremolinaba los papeles en los rincones de las calles, desiertas a esas horas tempranas. Un coche se detuvo frente al viejo edificio del Ministerio de Hacienda en la calle de Alcalá. Los sacos terreros protegían la entrada. Los soldados de vigilancia se parapetaban tras ellos. La luz de lámpara del vestíbulo estaba apagada.


La cárcel de Porlier

No era, la cárcel de Porlier, una verdadera cárcel. Se trataba del edificio de un colegio que había sido habilitado como prisión en tiempos de la República. Ocupaba la manzana entre las calles Bravo, Padilla y Conde Peñalver. La entrada principal estaba en la calle Díaz Porlier. El edificio, de planta baja y tres pisos, era todo él de ladrillo rojo. Las ventanas del primer piso remataban en arco circular y constituían largas galerías en las que se encontraban las celdas de los presos. Los árboles casi se pegaban a las paredes del edificio.


La prisión del Cisne

Dejando atrás la plaza de Rubén Darío y la iglesia de San Fermín de los Navarros, el vehículo llegó a la prisión. El edificio tenía forma cuadrangular, con dos patios interiores y otras tantas galerías, perimetrado por un muro de ladrillo rematado en una pequeña verja. La última luz de la tarde dejaba una claridad ambigua flotando en el ámbito de la galería. Las ventanas de estilo gótico, con cristales esmerilados, se asomaban a un patio con una vegetación densa de árboles altos y frondosos y parterres delimitando pequeñas zonas ajardinadas.


Nota. Las fotos de todos los lugares que constituyen los escenarios de la memoria de la pasión y muerte de Julián Besteiro fueron tomadas mientras me documentaba para escribir el libro. Las descripciones que se incluyen proceden de la redacción final del libro. Había previsto tres entradas, pero será necesario hacer alguna más, pues faltan Dueñas, Guadajoz y Carmona. Quiero dar las gracias a todas las personas que, durante estos días, han querido, visitando este blog, compartir la memoria de uno de los hombres más íntegros que ha dado nunca este país.


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