
Para Tomás Rodríguez Reyes
Navego por la red y visito, como casi siempre hago, los blogs amigos. Entro en Trópico de la Mancha, la bitácora de Tomás Rodríguez Reyes y M. Carmen Gavira, y me encuentro con una espléndida nota de lectura sobre Hölderlin y Henry James. Leo la del poeta romántico y me quedo con una frase: “Para la sociedad –escribe Tomás Rodríguez- era (Hölderlin) un viejo loco, el loco de Tübingen.” Algo se mueve dentro de mí. Me levanto y emprendo la búsqueda del Hiperión. Tardo en dar con él porque cada día mi biblioteca personal está más desordenada. Abro el libro y busco unas cuantas citas subrayadas en antiguas lecturas y me pregunto qué más dará que lo tuvieran por loco, de Tübingen o de donde fuera, si era capaz de escribir frases y sentencias como estas:
[1] Olvídate de que hay hombres, miserable corazón atormentado y mil veces acosado, y vuelve otra vez al lugar de donde procedes, a los brazos de la inmutable, serena y hermosa naturaleza.
[2] No tengo nada de lo que pueda decir: esto es mío.
[3] Ser uno con todo lo viviente, volver, en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la naturaleza, ésta es la cima de los pensamientos y alegrías.
[4] El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona.
[5] El niño es un ser divino hasta que no se disfraza con los colores de camaleón del adulto.
[6] ¡Cómo odio a todos esos bárbaros que creen ser sabios porque ya no tienen corazón, a todos esos monstruos groseros que matan y destruyen de mil modos la belleza juvenil con su mezquina e irracional disciplina!
[7] Eso es lo que nos hace pobres en medio de toda riqueza, que no podamos estar solos, que el amor no muera en nosotros por mucho que vivamos.
[8] ¿Qué sería la vida sin esperanza? Una chispa que salta del carbón y se extingue, o como cuando se escucha en la estación desapacible una ráfaga de viento que silba un instante y luego se calma, ¿eso seríamos nosotros?
[9] Las olas del corazón no estallarían en tan bellas espumas ni se convertirían en espíritu, si no chocaran con el destino, esa vieja roca muda.