martes, 9 de diciembre de 2014

José Ramón Arana: tres apuntes biográficos / 1



El libro, cuya portada ilustra esta entrada, inicio del ciclo narrativo "Por el desván de los recuerdos", recrea los años en que Arana trabajó en la fundición Can Girona, en el Poble Nou, un barrio obrero de la Barcelona del tiempo de la dictadura de Primo de Rivera. Dedica Ramón, nombre del protagonista y narrador, el libro a sus "compañeros de ayer" y nos deja algunos interesantes testimonios que poseen, además del entrañable valor humano, el carácter de documentos biográficos sobre la vida de José Ramón Arana, por aquel entonces aún José Ruiz Borau.
     En el primero de ellos, dialoga Ramón con Don Carlos, el médico de la fábrica, culto, escéptico y empedernido lector, que lo atiende de unas heridas producidas en el duro laborar:

-  Usted no ha sido siempre obrero, ¿verdad?
- Siempre. A los doce años entré de aprendiz en una imprenta y desde entonces...
- Pues es raro. ¿Por qué dejó ese oficio?; a mí me hubiera gustado, creo.
- Y a mí, pero eran diez horas dándole al pedal de una "Minerva" por veinticinco céntimos, y comprenderá usted que con un real...
- ¡No he de comprender! Era inicuo. ¿Lo sacó su padre de allí?
- No, mi padre había muerto años atrás.
- ¿Y qué era su padre?
- Maestro.
-¡Ah, vamos!

El padre de Arana se llamaba Ventura Ruiz Lara y fue maestro en Garrapinillos, Zaragoza, donde nació el escritor. Murió "de tuberculosis prematuramente -en 1913- sin tener suficientes servicios para causar pensión", escribe Luis A. Esteve en el prólogo a su edición de El cura de Almuniaced, Biblioteca del Exilio, Editorial Renacimiento, Sevilla, 2005, lo que conllevó que el escritor y su madre pasaran "muchas estrecheces". Según Esteve, la madre abrió un taller-academia de corte y confección en Pina de Ebro y a los doce años su hijo entró de aprendiz en una imprenta cuando vivían ya en el casco viejo de Zaragoza.

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