domingo, 3 de mayo de 2009

Lugares y recuerdos: Chliclana de la Frontera



De repente cae uno en la cuenta de que en este mismo lugar estuvo hace ya más de veinte años. La prodigiosa luz del sur, la luz de Cádiz en el atardecer vista desde los puentes que cruzan el río Iro, un paseo por la Alameda después de haber callejeado por el centro de la ciudad evocan en mí otro tiempo, lejano, impreciso, pero milagrosamente anotado en el diario que en 1988 inicié, sin haberlo dejado hasta la fecha, durante un viaje al sur, a estas tierras donde el azar me trae de nuevo, donde siempre que puedo vuelvo y donde seguro volveré. Me cruzo, por casualidad, sin buscarlo, con la calle dedicada al dramaturgo García Gutiérrez, hoy señalada, sobre los laterales de la fachada de una farmacia, con una placa embaldosinada con su imagen dibujada, una cita de un verso y una pequeña leyenda biográfica. De vuelta a mi ciudad, abro el diario del año 1988 y me encuentro con una breve anotación que copio a continuación. Busco el libro de García Gutiérrez y entre sus páginas, es una vieja costumbre mía la de guardar recuerdos entre las páginas de los libros, doy con un ticket recortado que dice “VI Muestra de Cine. Ciudad de Chiclana. Del 8 al 14 de agosto de 1988”.

“Chiclana, 10 de agosto de 1988. Parece casualidad buscada y, sin embargo, es puro azar. La otra noche, paseando por Chiclana de la Frontera, por una alameda remozada con gusto, dimos, casi de bruces, con la estatua de la ciudad agradecida a su poeta insigne en el centenario de su fallecimiento en 1984. Hablo del poeta y dramaturgo romántico Antonio García Gutiérrez. Pues bien, entre los libros que puse en la maleta para este viaje sureño figura El trovador, que hoy mismo he empezado a leer en la magnífica edición de Casalduero y Blecua, en la mítica colección Textos Hispánicos Modernos ya descatalogada de la editorial Labor. La compré en el mercado de los libros viejos de San Antonio, junto a otra remesa de textos del XVIII y del XIX muy interesantes. ¡Quién me iba a decir que iba a leerlo en su tierra, en su patria chica! El sur da un poeta en cada rincón.”
Nota. La foto de la placa embaldosinada de García Gutiérrez está tomada en la calle que lleva su nombre un atardecer de finales de abril, así como la puesta del sol sobre el río Iro. Reviso la edición de El trovador, por cierto, como curiosidad, aún firmaba Blecua sus trabajos como Luis Alberto, y al azar me encuentro estos versos: “¡La vida! ¿Es algo la vida? / Un doble martirio, un yugo... / llama que venga el verdugo / con el hacha enrojecida”. Lo que soy incapaz de recordar es qué película vimos aquella noche en la Muestra de Cine; ¡ay, los años...!