miércoles, 17 de abril de 2013

Salazar Chapela: uno de los nuestros


A Jusep Mengual, en la amistad,
y celebrando sus Negritas y cursivas.

Como no se escriba la historia de la literatura española de los últimos años con un criterio más generoso, quedará olvidado como tantos; la honradez, sentenciará Aub en su diario el 23 de febrero de 1965, día en que le llega noticia del fallecimiento en Londres de su amigo Esteban Salazar Chapela, no sirve para la inmortalidad. Cuando se encuentran en Londres, en septiembre de 1956, hace veinte años que no se han visto. Los dos amigos, bajitos y con el pelo blanco, beben vino de Tarragona en el pequeño apartamento donde vive Salazar Chapela, en Barkston Gardens, juno al Támesis. Está escribiendo Desnudo en Piccadilly, que publicará tres años después. Le comenta a Aub que alimenta la idea de escribir un libro con los recuerdos de los días de la guerra en Valencia. Con el tiempo lo escribirá, pero quedará inédito y se publicará, póstumamente, bajo el título de En aquella Valencia.


Salen a la calle porque Aub quiere ver pintura y le pide a su amigo que le acompañe a la National Gallery. Toman el metro en Piccadilly Circus y se bajan en Trafalgar Square, plaza a la que asoma la fachada principal del museo, de estilo neoclásico, con la cúpula central y la columnata. Salazar le lleva directamente a la sala veintinueve, donde está expuesta la Venus del espejo, de Velázquez. Aub se enternece al comprobar hasta qué punto tiene su amigo a España, ¡ay, España!, metida en el corazón. En 1961, Salazar se decidirá a viajar a Madrid y a su Málaga natal; sólo recogerá sinsabores y regresará a Londres: "Es mejor estar exiliado en México o en Londres -escribirá a Aub en octubre de 1961- que estar enterrado en Madrid, así que con ese consuelo he vuelto a mi exilio en Inglaterra". 

Así siguió, viviendo del periodismo y de la crítica, con dificultades y estrecheces, ignorado en España. En 1961 se publicó la versión inglesa de su novela, Naked in Piccadilly. Murió a causa de un envenenamiento de la sangre que los médicos confundieron con una bronquitis, solo, en un hospital londinense. Cuando se fue, Aub escribió: "uno más, uno menos de los nuestros".

Nota. Esta entrada la ha provocado la que acabo de leer en el blog de Jusep Mengual Negritas y cursivas, y supone un diálogo entre bitácoras con el exilio al fondo. Los que pasáis por aquí podéis conectaros al blog de Mengual desde los enlaces, en la columna de la derecha o situando el cursor encima de su nombre en la dedicatoria. La fotografía está tomada del diario El País. El texto procede de mi novela sobre Aub.

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